Cuando la cultura era para encontrarse

Por Francisco “Fontova” Alvarez

 

Corrían los años más oscuros del país y una luz en el túnel se vislumbraba. El general Reynaldo Bignone comandaba la transición para descomprimir un país destrozado. La censura y la autocensura asolaban el imaginario social. Bien lo decía Goebel: “Cuando escucho la palabra cultura empiezo a desenfundar mi cartuchera…”. Y las dictaduras apuntan directamente a aquello que pueda contrariar sus proyectos, por eso ponen la mira en el ámbito de las expresiones culturales, puesto que concientiza y provoca ruptura.

En Villa María, en esos años, hubo atisbo de renovar las puestas aburridas y formales de la actividad cultural. Con el predestape comenzaron a aparecer expresiones de revistas alternativas, una de ellas era “Cultura Nacional”, tratando de enfocar la cultura con un perfil más político. En sus páginas se expresaban perfiles como Raúl Scalabrini Ortiz, Roberto Arlt, Discepolín, se abordaba el Revisionismo Histórico, se analizaba el Documento de Puebla...

A partir de esta propuesta se empezaron a organizar presentaciones de la revista con distintas actividades culturales como, música, poesía o pintura (se supieron realizar en el Salón Dorado del Palace Hotel, La Lomoteca o el viejo Club de Teléfono). Y es en este ámbito donde toma forma. en el segundo Encuentro con la Cultura. Allí músicos y artistas locales y regionales conformaron el volumen necesario para dar impulso al tercero y al cuarto. Fueron eventos masivos de gran convocatoria que, según palabras de su realizador, Víctor Alvez, “por un lado tienen la lógica de todo país que sale de una mordaza, el típico destape, la necesidad de expresarse”.

“Después creo que le di cierta frescura y vitalidad. Hasta entonces la actividad era aburrida y segmentada… Acá se abrió a todos los sectores y utilicé marketing publicitario y le puse luces de colores, humo, para hacerlo más atractivo…”, decía Alvez, quien también recordaba que entre cada evento mayor, realizaba con otros grupos y personas reuniones como, por ejemplo, colaborar con las revistas Impulso y Huérfanos, el Cine Club en conjunto con la UTN y el Círculo de Bioquímicos, Clínicas de Cine con estudiantes de la Universidad de Cine de Avellaneda, una Muestra de Ilustración, las masivas muestras de humor con la presencia de Fontanarrosa, Peiró y Ortiz, recitales callejeros con la presencia de Marián y Chango Farías Gómez, exposiciones de cultura aborigen con charlas y artesanías, música más conceptual en los bares como la de Francisco Heredia, el dúo colombiano Los Chirimías o el Dúo Coplanacu… Una larga lista de distintas acciones que iban sumando para desembocar en los convocantes Encuentros con la Cultura.

“Uno a las cosas las hace por uno mismo, como enamorarse, porque te llena el alma. Lo que pasa es que estas acciones redundaban en el bien común, fueron los mejores años de vida en la ciudad…”, terminaba Alvez. El cuarto y último encuentro se realizó el 10 de mayo de 1986 y estuvieron presentes: Los Músicos del Centro, Agrupación de Jazz de General Cabrera, Teatro Negro, Dúo Chirimia, Ballet Danzan Ckari, la Muestra de Pintura y Cerámica, Vocal Nahuel y el mimo Jorge Rizzo. Y en cada ocasión se presentaban libros de poesía como los de Alejandro Schmidt, Santiago Rüedi y Jorge La Hoz.

Héctor O. Bernaus, director de este medio, sintetizó en uno de sus escritos que la cultura fue un antes y un después, para dejar atrás el pasado y empezar el futuro. 

 

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