Dos disparos a la Negra y mucha bronca

Una perra galga, que fue abandonada en una vivienda de Villa Nueva, se quedó cuidando su espacio hasta que unos cazadores ilegales decidieron quitarle la vida. Sus dos cachorros quedaron en la calle

La Negra era una perra galga que vivió de todo.

Víctima del maltrato, fue primero cazadora, siendo perra de un hombre que terminó preso (acusado de graves delitos sexuales contra una menor), por lo que luego debió rebuscársela sola en una vivienda precaria instalada en un campo de Villa Nueva, pegado a la zona urbana.

Cuando los nuevos inquilinos llegaron a esa vivienda decidieron darle de comer al animal, como pudieron.

La galga comenzó entonces a deambular por la calle y visitó a los vecinos de la zona urbana, que rápidamente encontraron su cariño.

Toda de color negro y con una mirada penetrante y tierna, la perra fue haciendo de amistades en cada casa, sin molestar ni atemorizar a nadie, como sucede con casi todos los galgos.

No obstante, al no estar operada, terminó preñada por perros de la zona.

La dueña de la casa donde vive dijo no poder hacerse “cargo de todo” y, mientras la perra tuvo varios cachorros, la incertidumbre creció en el barrio.

A medida que los perritos fueron saliendo a la calle en busca de comida, terminaron siendo víctimas del paso de los autos o de enfermedades curables.

Solo dos cachorros lograron sobrevivir.

En medio de esto, los moradores de la casa decidieron alquilar otra vivienda y volvieron a dejar sola a la Negra, ahora con dos perritos.

Lo que vino fue otra vez la supervivencia total.

La perra comenzó a salir a la calle a pedir comida y, con su instinto maternal, se alejaba del alimento para dejarle a sus cachorros.

Una vecina del barrio alimentó en la vereda a los tres perros, aunque la Negra siempre iba y volvía a su casa, la de siempre, donde dormía soñando con una vida mejor.

Una noche de la semana pasada, en esa vivienda abandonada (aunque supuestamente, en alquiler o en venta), ingresaron ilegalmente cazadores furtivos para “descansar” luego de un recorrido por los campos. Y en plan “diversión” mostraron su costado más inhumano: descerrajaron dos disparos contra la Negra, que nunca le hizo daño a nadie.

Vecinos del lugar, en el barrio El Vallecito, especulan que los cazadores pasaron allí la noche.

En la zona, muchos jóvenes y hombres suelen cruzar armados, con galgos atados, para la caza ilegal. La Policía no hace nada.

Todo terminó siendo un combo para que la Negra tuviera un triste final, que no merecía.

Vecinos quedaron indignados porque, de hecho, hasta habían afrontado la intervención quirúrgica de la perra para que no sufriera más cuando saliera a la calle.

Abandonados también quedaron los cachorros, que buscan tener una mejor vida de la que tuvo su madre.

La vecina que los alimenta dejó un teléfono para que sean adoptados: 353 4086704.

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