Tierras donadas a la compañía ferroviaria en formación

domingo, 21 de mayo de 2023 · 09:00

Decidida la construcción del ferrocarril que uniría Córdoba con Rosario se puso en marcha la organización de la compañía que tendría a su cargo los trabajos. Cuando esa sociedad anónima aún no estaba conformada, y continuaba la campaña para sumar accionistas, el Gobierno nacional firmó un contrato estableciendo los puntos principales de la relación con la futura compañía. Entre las ventajosas  condiciones fijadas en ese contrato estaba la entrega de tierras establecida en los puntos del contrato que repaso aquí.

 

Autorizado para formar una sociedad anónima

A partir de una decisiva intervención del entonces ministro del Interior del Gobierno nacional, Guillermo Rawson, los legisladores de la provincia de Córdoba aprobaron la cesión de tierras fiscales para traspasarla a la Nación para que esta pudiera entregarlas a la empresa ferroviaria. Córdoba cedió las tierras requeridas en las votaciones realizadas los días 12 y 13 de abril de 1863. 

Anteriormente, el 16 de marzo de ese mismo año, ya se había firmado el contrato entre el Gobierno nacional y Guillermo Wheelwright para la construcción de la línea férrea. En el primer artículo de ese acuerdo puede leerse: "El Gobierno nacional autoriza al señor Wheelwright, para formar una sociedad anónima bajo el título de Ferro-Carril Central Argentino, con el objeto de construir y explotar por locomotivas (sic) a vapor, un Ferro-Carril de una sola vía, que partiendo desde la ciudad del Rosario de la provincia de Santa Fe, termine en la ciudad de Córdoba, según la traza presentada por el ingeniero Allan Campbell, y contenida en su informe y planos de fecha 30 de noviembre 1855, cuyo trabajo facultativo será cedido a la compañía sin remuneración alguna. Ninguna desviación de dicha traza podrá hacerse sin consentimiento del Gobierno y de la Compañía". Se dejó establecido que la sociedad anónima que se formara debía fijar domicilio en el país.

 

Todas las tierras para la construcción

Mediante el tercer artículo se dejó asentado que "todos los terrenos, ya sean nacionales o provinciales o del dominio privado que se requieran para el camino, estaciones, muelles, depósito de carbón, almacenes para la carga, oficina de fábrica, depósitos de agua y demás dependencias del Ferro-Carril, serán donadas por el Gobierno a la Compañía, debiendo ponerlas en posesión de dichos terrenos tan pronto como ella lo necesite, y quedando el Gobierno  obligado a defender de ello en todo tiempo, y contra todo reclamo de cualquier clase y naturaleza que sea". Aquí debe recordarse que Manuel Anselmo Ocampo, propietario de las tierras donde se erigiría la estación Villa Nueva, en los terrenos que se formaría Villa María, vendió al Gobierno nacional las tierras para la construcción de la estación.

Por otra parte se fijó que, por el término de 40 años, "los materiales, útiles y artículos" que la empresa ingresaran al país para el ferrocarril no pagarían derecho aduanero y, "así mismo, la propiedad del Ferro-Carril y sus dependencias serán libres de toda contribución o impuesto por el mismo término" de tiempo. 

 

Una legua a cada lado de las vías

También con relación a la entrega de tierras, el texto del artículo 12° dice "el Gobierno concede a la Compañía, en plena propiedad, una legua de terreno a cada lado del camino en toda su extensión". Esa entrega de tierra iniciaba "a cuatro leguas de las estaciones de Rosario y Córdoba, y una legua de cada una de las villas de San Gerónimo (actual Bell Ville) y Villa Nueva". Esa gran extensión de tierra se sumaba a las cedidas en el referido artículo tercero. El acuerdo dice que las leguas de tierra son "donadas a la Compañía en plena propiedad, a condición de poblarlas. Además, el Gobierno se compromete a obtener cuatro leguas cuadradas en la provincia de Santa Fe y cuatro en la de Córdoba, de las tierras fiscales pertenecientes a cada una de estas provincias para cederlas a la Compañía". En el artículo siguiente se estableció que la propiedad de las tierras sería lograda por la compañía "con el adelanto de la obra". 

En el contrato también se dejó en claro que "todos los edificios y terrenos cultivados" que quedaran comprendidos en esas leguas de tierras cedidas, serían "comprados por la Compañía a su dueño por su justo precio, o serán exceptuados de la donación, y reconocida por ella como de propiedad particular".

Todo el contrato fue discutido y aprobado en las Cámaras del Congreso de la Nación y luego el Gobierno del presidente Bartolomé Mitre promulgó la norma y la redujo, tal cual se estableció en el mismo contrato, a una escritura pública. La cantidad de tierras cedidas a la empresa en formación, de capitales ingleses y también nacionales, fue demasiado generosa. Aunque este no fue el único beneficio que, en el referido contrato, se le otorgó a esa compañía es quizás el que más veces suele mencionarse.

Comentarios