154 años - Villa María "de boliche en boliche"

La vida social, política y cultural huele a café en la ciudad

No pocos hechos ligados a la vida social, política y cultural de la ciudad están estrechamente ligados a los bares de la Villa. La génesis misma de la creación de la Universidad Nacional de Villa María comenzó a germinar en largas noches al amor de pocillos de café, gaseosas y alguna que otra minuta, en al menos un bar (pueden haber sido varios, pero los propios gestores coinciden en recordar al menos uno) ubicado en la calle Buenos Aires: todo indica que se trató de Kimao; adonde se encontraban para trazar los planes y estrategias a seguir, antes de que el intendente Miguel Veglia les ofreciera el Salón Blanco del Palacio Municipal para deliberar ya con más visos de formalidad. Corría el año 1993. El Palacio Municipal, dicho sea de paso, que antes era un hotel que, entre otras cosas, contaba con una hermosa confitería en la que, durante un tiempo, el órgano del Loco Argüello amenizaba las veladas.

En otra confitería, recuerda este cronista que cree haber leído (o tal vez lo escuchó en un bar), nació el primer cortometraje realizado en la ciudad por un director local, con un tema local, un equipo local, elenco local y músicos locales: “La muerte de la Chiva Vázquez”, escrito y dirigido por Sergio Stocchero. Según manifestó el realizador, fue en Cristal, durante una charla informal con Adelqui Pellegrino, un fotógrafo y realizador audiovisual villamariense ligado a los medios televisivos provinciales y nacionales, director del cortometraje documental “Yo soy el gol” (en el que aparecen algunas imágenes de Alumni), charla en la que el joven e incipiente aspirante a director le manifestó a Pellegrino que deseaba filmar esa historia, pero carecía completamente de medios. Pellegrino tomó una servilleta y escribió tres líneas a un amigo cordobés, también hombre de la televisión, recomendando que atendiera la inquietud de Stocchero. Con el “documento” cafeteril en su poder, el novato director contactó al aludido y menos de tres meses después, la película se estaba rodando. Corría el año 1987. No fue la servilleta de Corach, pero fue la de la Chiva Vázquez, ¡tampoco anduvo tan lejos!

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