154 años - Villa María "de boliche en boliche"

De sabiondos, suicidas y timadores

El estudio realizado por Argarate a través de la lectura del alma humana y la borra del café en distintos puntos del planeta, condujo al poeta a las siguientes reflexiones:

“Escuela de todas las cosas, como dice el tango ‘Cafetín de Buenos Aires’, lugar de encuentro de la fauna social, donde se aprende ‘filosofía, dados, timba y la filosofía cruel de ya no pensar...’, un espacio donde se celebra la amistad: ‘Me diste en oro un puñado de amigos’.

Y cuando se les pregunta a esos parroquianos sempiternos qué significa el rito del café, responden con la insistencia de quien ya no puede renunciar a la cita con ese ‘tiempo’ y la complicidad de una ociosidad que incluye el intercambio de chistes, análisis políticos, cargadas futboleras y reflexiones metafísicas entre un temario que puede incluir desde la publicidad de campaña de una modelo hasta los programas de radio de la actualidad.

El café, pista simbólica de la comedia humana, resulta una excelente vidriera para retratar personajes pintorescos de una sociedad. Y hablando de la Comedia Humana, no podemos dejar de mencionar a Honoré de Balzac cuya adicción al café se ha convertido por sí misma en todo un mito, y es que se afirma que el autor francés ingería el equivalente a 50 tazas de café diarias. En Balzac todo era excesivo. Se propuso escribir 137 novelas e historias interconectadas que retrataran a la sociedad francesa en el período que abarca desde la caída del Imperio Napoleónico hasta la Monarquía de Julio (1815-1830). A su muerte dejó 87 terminadas. El creía que la cafeína estimulaba la creatividad, y así lo dejó escrito en su ‘Tratado de los estimulantes modernos’, donde afirmaba que el café hacían a las ideas ‘ponerse rápidamente en marcha, como los batallones de un gran ejército dirigiéndose a su terreno de combate legendario’.

Ciertamente algunos bares o cafés terminaron siendo legendarios, como el Café de la Mie en París, donde Toulouse Lautrec pintaba sus retratos de la vida bohemia y de los escritores intoxicados con ajenjo. Bajo las volutas del humo de los cigarros, Lautrec retrataba bailarinas, prostitutas, escritores, falsificadores, banqueros y personajes de la noche. Otro pintor que escenificó la soledad del hombre contemporáneo en un despacho de bebidas o un ‘diner’ nocturno es Edward Hopper, pintor norteamericano, en su cuadro ‘Nighthawks’ (1942), que literalmente significa ‘Halcones de la noche’, aunque en nuestra lengua se le conoce con el nombre de ‘Noctámbulos’. En el cuadro se observa un bar en una esquina curvada. La curva del cristal conecta las grandes superficies a cada lado generando una especie de burbuja, o pecera iluminada. La calle está vacía y dentro del local tres clientes permanecen ensimismados, sin hablar ni mirar a nadie. Los dos del fondo forman una pareja, y un tercero está sentado de espaldas al observador. El único camarero del bar parece estar mirando hacia fuera, sin hacer caso a los clientes. Los críticos de artes señalan que toda la obra de Hopper se caracteriza por retratar a la vida urbana moderna como vacía y solitaria.

Fue en el bar Rivadavia de La Plata, donde solía concurrir Rodolfo Walsh a beber cerveza o jugar al ajedrez, cuando una noche, uno de los típicos concurrentes se le acercó y casi en susurros le dijo: ‘Hay un fusilado que vive’, mientras miraba sigiloso hacia los lados asegurando que nadie los observara. Comenzaba así la investigación periodística que Walsh plasmaría magistralmente en ‘Operación Masacre’. Aquella frase le permitiría a Walsh reconstruir lo sucedido la noche del 9 de junio de 1956, cuando las fuerzas policiales de la dictadura de la mal llamada ‘Revolución Libertadora’ fusilaron en un basural de José León Suárez a 12 personas detenidas arbitrariamente. Desde esa frase escuchada en la mesa de un bar, Walsh creó un género periodístico que lograba combinar información y narración, adelantándose nueve años antes que Truman Capote, el autor norteamericano que escribiera ‘A sangre fría’, considerada a nivel mundial como el inicio de la novela no ficción. Es hora de reclamar el crédito para Walsh.

Hay que decir también que gran parte de los escritos de Capote provenían de conversaciones y chismes que intercambiaba con las chicas de Hollywood, especialmente con su amiga Marilyn Monroe, a quien consideraba su ‘cómplice, compañera de baile, fragilísima, luminosa, condenada al dolor’ y quien entre martinis y tafiroles solían contarles los secretos que se ventilaban detrás de los sets de filmación. Luego, Truman escribía su popular columna de rumores y la habladuría maliciosa del cotilleo glamoroso. Al morir Marilyn, su amigo la describió como una ‘hermosa criatura’ y cuando uno observa las fotos de la diva, no puede estar más de acuerdo.

El periodismo y el café suelen convivir y algunos de sus cultores lo convierten en un estilo de vida. Fue el caso del Turco Fiesta. Un antiguo redactor de este diario, que cada día se sentaba en el mismo bar, a la misma hora, en la misma mesa aunque en un recorrido de bares que iba de la mañana hasta la madrugada. Empedernido fumador, de voz ronca y ojeras como borra de noche. Vestido con un largo sobretodo negro, escribía sobre las mesas, entre pocillo y pocillo, lo que veía y le contaban de la ciudad”.  

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