154 años - Villa María "de boliche en boliche"

De la vuelta al perro y más allá

Otro que supo andar recorriendo bares y dando la vuelta al perro extendida en la ciudad allá en sus años mozos, en la década de 1980, fue el tal Pablo Rayo, dibujante, pintor, poeta, cartógrafo, defensor de causas perdidas, infógrafo y maestro quesero, aficionado al Cinzano entre otros brebajes.

En un esfuerzo sin par por lograr una apretada síntesis de su habitual recorrido y rendir homenaje a los lugares que solía frecuentar, el hombre hace su siguiente aporte:

“Esta es una semblanza parcial del bolichaje de la Villa: la que correspondió estrictamente al tiempo de quien suscribe. Nuestro tiempo. Cuando se escucha decir ‘en mis tiempos’ a alguien, seguramente se referencia a los tiempos en que esa persona fue ineludiblemente feliz, época que casi de manera segura lo trasladaba a su infancia o adolescencia. Es más: habrá algún que otro lugar que no aparece ya sea por simple omisión, por no haber sido un fiel concurrente, pero no porque no haya existido.

Hubo un maestro de escuela primaria uruguayo llamado José María Firpo que publicó varios libros y entre ellos ‘La mosca es un incesto’ y ‘Qué porquería es el glóbulo’, donde mostraba una recopilación de anécdotas y dichos de sus alumnitos yoruguas. Los había anotado religiosamente a lo largo de toda su vida docente, y entre esos dires y diretes había uno recordado graciosamente: el tema del día precisamente era ‘El bar’, y uno de esos pibes escribió en su cuaderno: ‘Al bar hay que ir no más de 2 veces al día’, inconfundible reflexión con una carga etílica de trasfondo familiar.

Bueno, aquí van algunos de ellos.

?1 - Templo’s

Templo, Tempo, Tepos, Tepo... ¡Tep!, ¡¡Te!!, ¡¡¡T!!! Las cuatro primeras variantes fueron las elegidas para mutar hasta los 90... Era la variante en el subsuelo donde elegías bajar a buscar alegrías y emociones ocultas bajo tierra.

2 - Kichaten

Para parejas que decidían mantener sus caras en el anonimato, trampas que le llamaban, bah, en la penumbra más absoluta... ¿La música preferida? La más apropiada para chapar, claro... nada de música progresiva, disco y esas pavadas.

3 - Palevich

Los mejores cafés con leche de la tierra, sean en desayunos o meriendas. Incomparable.

4 - Jet-Set

En uno de los vidrios de las puertas de ingreso se leía claramente la intención de sus propietarios, decía ‘alto nivel’, y en los primeros días posteriores a su apertura no entrabas si no lo hacías de saco y obligatorios zapatos lustrados. La exigencia no duró más de cuatro semanas.

5 - Cristal

Los domingos, al estar los negocios cerrados, interminables mesas desparramadas por la galería desplegaban su recorrido. Hoy su lugar lo ocupa el Café de la Música.

6 - Kreo

Pasadiscos espías de confiterías cercanas se acercaban al Negro Treke, su DJ, para ver qué desenfundaba nuevo por su exquisita música. Dicen las malas lenguas que las palomas que se posaban en su balcón eran verdaderas mensajeras enviadas para espiar a las chicas de ahí por los novios celosos que cada tanto se les escapaban de su nidito.

7 - La Madrileña

Quizás la más emblemática, la más conocida, concurrida y también hecha canción por el grande de Daniel Altamirano en su repertorio. Gozaba a la vez de una gran movida que se daba cita en su sótano: la década del 70 y comienzos de los 80 ofició de cueva de una prestigiosa resistencia cultural. Florecían muestras de arte, puestas en escena de teatro, encuentros musicales y las discusiones del under intelectual de ese tiempo. Unica.

8 - Mónaco

En los altos de la primera cuadra de San Martín, competía con una grande: la Madrileña del frente.

9 - Chamaco

Un clásico de los clásicos, donde también se degustaba de la buena cocina.

10 - Al Pan Pan

Donde funcionó el Bowling en su dos etapas, allí estaba este clásico donde era nuestro after, ¡rodeando las 4 de la mañana! Un sanguchón bien suculento era el antídoto por alguna emoción violenta que esperaba que sucediera y no fue, un verdadero sustituto.

11 - Toluca

La leyenda familiar indica que hasta aún hoy se siguen preparando las incomparables hamburguesas como en ese entonces. Por lo que fuere las hacían top ten en nuestro ranking casero.

12 - Antón

La otra pizzería famosa, en una esquina de privilegio en uno de los edificios más reconocidos de la ciudad. Luego se mudó a media cuadra de allí y vuelta a mudar hasta donde ofrece actualmente las mismas pizzas con el mismo sabor y calidad que en aquel entonces. Goza de un particular privilegio: en su cocina y su inconfundible mesa del fondo frente al televisor, anclaba puchito en mano, nuestro querido compañero y amigo de nombre Raúl y apellido José.

13 - Edén Bar

En la mítica pizzería de la primera cuadra de la Entre Ríos en el centro, todos se enteraban de lo que comías, no porque todos miraran los platos de todos, sino porque los hermanos Cena hacían saber con estridente voz a quien corresponda el perfecto pedido de cada mesa: ‘¡Marche media pizza y una jarra de agua para dos!’, te sentenciaba delante de todos, cuando salías del Cine Rex que estaba al frente y sólo había chirolas para dos porciones cada uno. Eso sí: tuvo un valor agregado, ahí era pizzero un morochito petisito que al tiempo (no mucho después) fue campeón del Mundo y que era de nombre Gustavo y apellido Ballas.

14 - Palace Hotel

El viejo hotel, ya venido a menos por esos años, ofrecía dos opciones: una opción fija de su confitería con sus cautivantes billares, todo a media luz y una opción cada tanto: bailongos familiares de quinceañeras y/o festejos de Promoción de secundarios que se hacían en el señorial Salón Dorado (hoy principal oficina de pagos y cajas de la Municipalidad de Villa María, sobre calle Sobral).

15 - El Establo

Fue un boliche que anticipó un tiempo: su cálido ambiente con mucha madera y una cuidada decoración lo mostraba como abriendo paso a un estilo que se impondría poco después en muchos pubs. Duró muy poco.

16 - Chac

El boliche bailable de dos pisos y con dos ingresos: uno por calle San Martín y el otro por Entre Ríos. Cada piso tenía su música, en la escalera que los unía se confundían las melodías y cuando tu chica aceptaba subir al plano superior para cambiar de lugar, era sinónimo de que estaba a punto caramelo para derretir todos los sueños y hacer aletear cada vez más fuerte todas las mariposas de la panza. El momento en que sentías que eras ganador. Su repertorio iba entre un abanico variopinto de Camilo Sesto, pasando por Bony M y llegando hasta los Shocking Blue.

Más lejos en la zona de costanera:

Zeta, Miura,

Yehu, Casablanca

Todas tenían un común denominador: apenas traspasabas el ingreso no te veías ni la punta de la nariz, y como se puede intuir era la elegida por aquellas bandas en fuga o simplemente para buscar la seguridad de que no te iban a ver con alguna compañía inapropiada.

Al estar todas cerca del Anfiteatro, eran otra de las alternativas para intimar y bailotear de a dos. Ideales cuando en las noches de peña te encontrabas con alguien y andabas a pie”.

83%
Satisfacción
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Esperanza
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Bronca
8%
Tristeza
8%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

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