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Más solidaridad con la discapacidad

La profesional que es autora de este artículo reflexiona acerca de situaciones con las que deben hacer frente con frecuencia familias que conviven con la discapacidad
viernes, 9 de septiembre de 2022 · 08:30

Escribe Lic. Matilde Norma Soleri ESPECIAL

 

Hablar de discapacidad, necesidades especiales, diversidad y/o el nombre que se le quiera poner, no ha sido ni es hoy una tarea fácil... Implica tantos aspectos y sentimientos, que siempre me pregunto cómo expresar sin lastimar, sin que duela, sin que estruja el alma o llene el corazón de lágrimas.

Entonces, usted que lee estas palabras, seguramente se preguntará ¿por qué?

No es fácil ni simple contestarlo porque las vivencias de las personas difieren de unas a otras, se sienten distintas, cobijan de diferente manera, abrazan o sueltan, son comprometidas y asumen desafíos... O no, simplemente miran desde afuera, dejan pasar y suponen, piensan o están seguros de que “eso” hoy “es un tema de otros que a mí y a los míos no nos pasa”.

Aquí me gustaría hacer mi primer parada: la discapacidad, la diversidad “es un tema de todos”, haya golpeado o no “nuestra puerta”, y esto es así porque en este mundo estamos “todos” y debiéramos estar con los mismos derechos e igualdad de oportunidades.

Entonces debiera ser así en la escuela, en el barrio, con mis compañeros, en el supermercado, en la calle..., en fin, en donde estemos.

Cuando hablamos de derechos -al definirlo conceptualmente- podríamos expresar que es un sistema u orden normativo e institucional que regula la conducta externa de las personas.

Y esto no nace de un vacío de conocimientos, sino que se sostiene en los postulados de justicia y certeza jurídica, que regulan la convivencia social y es lo que permite, no solo, resolver los conflictos sociales, sino también garantizar a las personas -todas- que sus derechos adquiridos sean respetados. ¿Por quién o quiénes? Por todos.

Pues bien, los Derechos Adquiridos son aquellos que una persona tiene de manera efectiva y que le permiten acceder a un beneficio o condición, derivado de una disposición legal, entre otros aspectos.

Aquí hago mi segunda parada, para hablar del Certificado Único de Discapacidad (CUD) y aquellos derechos que este certificado otorga a las personas que presentan una discapacidad -certificada por un equipo de profesionales-. 

Este CUD, que para unos pocos, o quizás para demasiados, es motivo de “enfado”, “burla” y “maltrato verbal” hacia aquella persona que por presentarlo solicita que se le respeten  pequeños  “beneficios”  derivados de un certificado que cualquiera preferiría no tener necesidad de gestionarlo,  porque eso significaría que la discapacidad no existe, no la tiene... 

Y  “¡qué maravilloso sería!”... Pero no lo es... Y esta realidad de hoy, aunque con desafíos extras, merece ser vivida plenamente y sin la falta de respeto de  quienes,  por ignorancia o “no me importa”, se inquietan, gritan, atropellan con su furia y enojo a quién presenta un CUD, en situaciones tan banales como dar prioridad en una fila del supermercado, del banco, en el parque de diversiones o -tan importantes- como en un centro médico, una escuela, una institución pública, etcétera.

Los insultos me hacen pensar en ¿qué “certeza los acompaña de que nunca se encontrarán del otro lado de la fila”? No respondo y pienso que quizás cuando lleguen a su casa y recuerden lo ocurrido sentirán vergüenza por lo que hicieron atropellando derechos, y haciendo sentir a un niño-joven-adulto lo que nadie quiere que un ser amado sienta que es el “desprecio del otro”.

Entonces, he llegado a mi última parada, y aquí solo quiero expresar que en situaciones como estas todos somos parte: aquel que ofende y maltrata,  pero también el otro que mira y no se involucra.

Mis palabras son solo para pedir respeto por los derechos adquiridos de las personas que padecen una discapacidad y, por si fuera poco, la certifican con documentación legal  al mostrar el  CUD. Son también para pedir solidaridad, para acompañar y compromiso en el día a día de todos y cada uno de los que somos miembros de esta sociedad, de este mundo en el que estamos todos y es de todos.

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