La batalla, en las urnas, entre dos pesos pesados

lunes, 6 de septiembre de 2021 · 08:30

Escribe Nancy Musa DE NUESTRA REDACCION

 

Villa María, centro y corazón de mi país. Villa María, ciudad centro de una región maravillosa. Orgullo de la mayoría de sus habitantes.

Villa María, punto central en la campaña 2021.

De pronto, los que conocimos la historia desde hace años, nos vemos frente a frente a una disputa electoral entre dos dirigentes del mismo espacio, dos personalidades que se alimentaron juntas, dos personalidades que se complementaron en un proyecto en común que atrapó a la ciudad y le dio todo su apoyo.

Algún idealista puede decirte “pasaron muchos años”. Sí, pasaron muchos años. Pero el espacio peronista siguió adelante y ganó una elección tras otra, durante 20 años.

Con buenas y malas ondas, desde 1999 hasta la fecha, la ciudad construyó en base al gobierno de tres dirigentes, y sus equipos, Eduardo Accastello, Nora Bedano y Martín Gill.

El trío, en este momento, ocupa lugares fundamentales de poder. Nadie puede discutir, a pesar de algunas chicanas, que son los tres personajes que marcaron el poder en los últimos 22 años y le pusieron un sello indeleble a Villa María.

Entonces, de pronto, sin pensarlo, el hecho periodístico pasa por una competencia, si así se puede llamar, de dos pesos pesados peronistas.

Y detrás de bambalinas, la tarea enorme de una mujer que ha sido fundamental en la vida política de los últimos 20 años.

Hay un cúmulo de boletas preparadas para estar en el cuarto oscuro de las PASO, pero únicamente dos boletas que ponen a nuestra ciudad en el centro de la escena. Un centro que parece estudiado en forma estratégica, como si la Villa fundada por Manuel Ocampo fuera elemental para este proceso tan complejo.

 

Eduardo Accastello, el pionero

Llegó a Villa María en 1987, con todo su impulso a formar la JP e instalar una especie de supermercado social. Su trabajo se hizo sentir en el Partido de la época y en 1991 se sentó en una banca del Concejo Deliberante.

En sus primeros pasos construyó buenas relaciones con otras fuerzas políticas, en 1995 le peleó la Intendencia a Miguel Angel Veglia, parte de la historia del radicalismo que gobernaba la ciudad desde 1983, y quedó a unos 1.500 votos de lograrlo.

No bajó los brazos, comenzó a gestionar con los diversos sectores una Universidad para la ciudad y lo logró. Lo hizo junto a otras fuerzas sociales y políticas y poco tiempo después la Universidad Nacional de Villa María abrió sus puertas.

En 1999, con una alianza con la UCD y otros partidos, Accastello llegó a cumplir su sueño: sentarse en el Sillón de Viñas, como un intendente peronista después de 16 años de radicalismo.

 

El concejal más joven

En ese armado de Accastello, sobresalía un joven muy inteligente y activo llamado Martín Gill, tenía apenas 26 años y se convirtió en el concejal más joven y una de las espadas del intendente en el Concejo Deliberante.

Con una personalidad apasionada y arrolladora, Gill defendió los proyectos más conflictivos de la época. Después de 16 años de radicalismo, Accastello había logrado cambiar la brújula y Gill, entre otros dirigentes, fue una pieza de mucho valor.

Al punto, que en 2003, cuando Accastello fue convocado para ser ministro de Gobierno de José Manuel de la Sota, el joven Martín asumió la Intendencia interina.

 

La hora de la mujer

En ese tablero de ajedrez, la dama tenía un lugar preponderante por lógica. Una militante de alta calidad y trabajo era la esposa de Accastello. Una mujer con sello propio, trabajadora y con una personalidad muy fuerte que nadie podía subestimar. Ella no era la esposa de alguien. Ella era Nora.

Resistida en un principio, por su condición de mujer en un sistema patriarcal, ocupó su lugar y llegó a la Intendencia en 2003. Su brazo derecho, Martín Gill.

El joven, que tocaba la guitarra en la Iglesia, y fascinaba con sus dotes dialoguistas fue uno de los pilares de Nora en tiempos difíciles del país.

La estructura accastellista estaba organizada, Eduardo había llegado a diputado nacional y todo parecía marchar sobre ruedas.

Pero, en 2007, las cosas se agitaron y Eduardo tuvo que renunciar a su banca para volver a pelear la Intendencia, porque su tropa se había dividido.

La ganó por poco margen.

En su segundo mandato en el Sillón de Viñas, su principal espada Martín Gill pasó a ser el rector de la Universidad Nacional de Villa María.

El joven emprendió su camino académico con mucho éxito.

 

De la Universidad al Congreso

Su paso por los claustros lo llevó a tener protagonismo a nivel nacional. Fue el titular del Consejo Interuniversitario Nacional, el gobierno de Cristina Fernández lo convocó para ser secretario de Políticas Universitarias.

 En 2013, fue en la lista del Frente para la Victoria y llegó a una banca de diputado nacional.

La historia se repitió. En 2015, renunció a la banca para ser candidato a intendente de Villa María. Ganó, fue a relección y volvió a triunfar.

En 2020, la historia dio un giro. Gill pidió licencia al cargo para ir a la Secretaría de Obras Públicas de la Nación. El hecho generó una gran polémica. Y provocó reacciones en el seno de la comunidad. Un sector de sus votantes expresó su disconformidad con el alejamiento del intendente.

Para completar, el presidente Alberto Fernández le pidió que encabece la lista de diputados del Frente de Todos.

En este momento, la confrontación entre Accastello y Gill está en las urnas.

Por lo bajo, se comenta que existe la posibilidad que parte de la militancia corte boleta y vote Hacemos por Córdoba para el Senado y al Frente de Todos para la Cámara baja.

Después de que pasen las elecciones generales viene un nuevo tiempo.

Ya anticipó Accastello que sus concejales no le votarán una nueva licencia.

Entre bambalinas se dice que el año que viene habrá elecciones en la ciudad y el candidato a intendente será Eduardo nuevamente.

Habrá que ver. El 12 de septiembre se verán los resultados del primer round.

Más de
6
11
26%
Satisfacción
4%
Esperanza
52%
Bronca
4%
Tristeza
4%
Incertidumbre
7%
Indiferencia

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