¿Cómo hacer un buen resumen?

En muchas situaciones laborales, cuando debemos enfocarnos en un trabajo laborioso o extenso, es mejor recibir primeramente, tan solo una idea general de lo que debemos estudiar o acceder. En ese caso, los resúmenes nos brindan un espacio de contención para facilitar nuestras tareas. Agilizando los tiempos de ejecución, podremos resolver una problemática o comprender un contratiempo con creces y muy efectivamente.

El ahorro de tiempo, en el mercado hoy es una moneda no muy corriente, pero sí muy requerida y buscada. Resumir un texto aparece como una herramienta funcional, que puede cubrirnos en cualquier ámbito laboral. Pero tal vez, solo basta con analizar su posible recorrido, para entender su verdadero rigor, potencial y aprender a utilizarlos.

Lo primero y principal, es reconocer la temática o la idea general de la cual está hablando nuestro texto o contenido audiovisual, o sea cual sea el soporte a estudiar y reportar. De allí, podríamos dividir nuestro contenido en subtítulos, al utilizar ítems. De esta forma, uno simplificará el entendimiento de su totalidad.

Podemos seguir, con el punto vital para construir un resumen  correcto: la generalización. Hay que evitar los detalles, juntar los términos que coinciden o muestran parecidos entre sí. La síntesis en su máxima expresión. Para eso, podemos con un resaltador, sea en la pantalla con la hoja papel, pintar las palabras o frases claves. Una vez analizada la idea general y seleccionadas las palabras vitales, podríamos enfocarnos en las secundarias, si llega a ser necesario. Obviamente, todo manejado desde una coherencia exhaustiva, para que cualquiera que no haya leído el original, no tenga problemas para comprender nuestra copia modificada. Puedes ver más información un PDF de Resumen aquí.

Lo más importante siempre, es la síntesis. Esta será nuestra palabra clave. La brevedad es un recurso interesante, y da por hecho que nuestro resúmen debe ser eficazmente reducido a mucho menos de la mitad de la duración o extensión del original. Enfatizamos en los conceptos claves y concentrémonos en la reestructura propuesta. Descubrir el verdadero trasfondo del texto, y dejando de lado los extensos recubrimientos o decoraciones del orden dialéctico o lingüístico, es una tarea complicada. En encontrar el propósito original, allí reside la clave. Hay que de alguna forma, escanear los términos o palabras que no aportan nada o poco, y suprimirlas para purificar de alguna manera, todo lo que está de más. Esto no quiere decir que el autor original se equivoque con su escritura, eso es subjetivo, sino que no nos sirve a nuestro propósito.

Para finalizar, siempre podemos añadir un poco de nuestras subjetividades, a medida de reseña o crítica constructiva. Hay que entender que el nuevo texto responde a nuestra autoría y estética gramatical propia, y no a la identificación del primer autor, sea quien sea.

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