Sergio Gaiteri presentó la nouvelle “Tus amigos quieren que vuelvas”

“No soy más importante que lo que cuento”

El autor cordobés, que recorre atmósferas y se destaca por el realismo, habló de su obra, su modo creativo y la actualidad literaria. Su libro, editado por Alto Pogo, se reúne -de cierto modo- con toda su obra
domingo, 11 de septiembre de 2022 · 09:59

Sergio Gaiteri presentó “Tus amigos quieren que vuelvas”, ayer, en la Medioteca.

Se trata de su tercer nouvelle, la cual fue editada por Alto Pogo este año y ya está disponible por todos los canales.

El autor, nacido en Córdoba en 1970, es profesor de Letras Modernas y docente de nivel medio y superior. Actualmente reside en Valle Hermoso y ha publicado varias placas, entre ellas, Los días del padre (cuentos, Del Boulevard, 2006); Trabajo Social (cuentos, Edición Municipalidad de Córdoba, 2006); La Moza (Nouevelle, Eduvim, 2010) y La vertiente (Nouvelle, Nudista, 2014).

La presentación, de la que formó parte el actor y dramaturgo local Jorge Rossi, también estuvo acompaña de modo musical por el pianista Mariano Vélez.

“Un escritor escribe y no tiene que salir a justificar o instalar su estilo”, dimensionó el autor

Gaitieri dialogó con El Diario respecto a su nueva obra y explicó: “Esta novela fue publicada hace dos meses por Alto Pogo, una editorial de Buenos Aires. Antes publiqué un libro de cuentos que se llama “Nadie extrañaba la luz” (Alto Pogo, 2018).

A este texto lo terminé de definir en la pandemia y ya venía juntándolo a todo desde hace dos años; a veces, los tiempos de la publicación tienen un desfasaje y tardan su tiempo en encontrar su edición”, rubricó el entrevistado.

En 2018, con el mismo sello, Gaiteri publicó “Nadie extrañaba la luz”

-En tus textos, uno puede encontrar una voz narradora simple y, en los hechos, también los personajes atraviesan situaciones cotidianas. ¿Esto siempre fue así?

-Es así desde que empecé a escribir, desde 2005, cuando salió mi primer libro. Yo ya tenía definido que iba a ser así, que iba a construir las voces lo más cercano posible al tipo de narrador que estaba construyendo, a partir de situaciones que no parecerían -en principio- literarias.

A mí, particularmente, por el tipo de formación de lectura que tengo (de escritores norteamericanos), suelen decirme que tengo una tendencia al realismo. Yo diría que le hago un aclimatamiento cordobés. Traslado todo a nuestra idiosincrasia, pero sería al revés: porque hay temas que no son “literarios”, porque la literatura se preocupó más por lo extravagante y se dejaron de lado cuestiones más inmediatas.

 

-De igual modo, es complicado pensar en el realismo, porque trae consigo consignas complicadas, como el determinismo y el naturalismo de Emil Zolá (autor francés que marcaba que el que nacía en un mal contexto terminaba mal).

-Me llevo muy mal con esta idea de una forma exacerbada del realismo. La confusión con el naturalismo me puede jugar en contra cuando yo lo que pretendo es ordenar el foco estéticamente para tomar algunos aspectos de la realidad. Sí, puede ser algo imposible, pero hay cierto ejercicio y esfuerzo por tomar los datos de la realidad y volverlos estéticos… en ese juego aparece algo.

De igual modo, en el proceso creativo, yo no soy más importante que lo que cuento. No quiero lucirme, no me interesa. Uno se encuentra con cierta sensibilidad para captar ciertos momentos sociales de la realidad. Esa tradición, de cierto documentalismo -que no es eso- ha ido cambiando y hablamos de una temática de narración.

 

-Ahí se plantea el tema de que, cuando una obra parece autobiográfica, se puede estar subestimando a su autor.

-Mijaíl Bajtín (historiador, crítico literario, teórico y filósofo del lenguaje de la Unión Soviética, 1885-1975) afirmó que cuando el autor se deja ganar por el personaje, pierde la obra, y que cuando el autor se impone por encima del personaje, también.

Es una especie de mediación entre la subjetividad del autor y los personajes que están inmersos en una realidad.

 

-También se marca la creación de diferentes atmósferas, en el caso de algunos cuentos

-La idea es crear sensaciones, con una trama mínima. Así, con pocos elementos, provocar un universo de sensaciones. La idea que tengo generalmente es la de poder crear un mundo de relaciones y circunstancias con pocos elementos gramáticos.

 

-¿Recomendás algún escritor norteamericano? Acá están fuera del canon y se los conoce poco.

 -Hay una cosa muy extraña, que te habrás dado cuenta en los últimos años, una especie de rechazo al realismo porque teóricamente es conservador y académico. Es una cosa importante esto, porque hay concursos que se han hecho solamente de género fantástico, terror o de ciencia ficción, como diciendo que eso hoy es vanguardismo. Hace muchos años que la industria está volcada a lo fantástico y creo que el realismo ha pasado a la marginalidad.

 

-¿Autores que lees?

-A mi asocian a Raymond Chandler, y también me gusta Richard Ford. Son autores que dejan la posibilidad, a partir del relato, que el lector pueda ir llenando espacios. Siempre el lector hace una cooperación. Un best seller hace que el lector no trabaje y, en cambio, estos escritores dejan muchos espacios para que los lectores colaboren. Eso mismo es lo que yo quisiera hacer. Dar libertad al lector para que termine de cerrar las historias.

 

-Cuando hablás de que el texto es más importante que el escritor, se habla de cierta madurez también. Hay autores que escriben pensando en demostrar qué saben...

-Yo empecé a publicar de grande. A esto lo conté muchas veces: yo, cuando empecé a escribir, lo imitaba a Juan Carlos Onetti y, por cualidades sintácticas, era imposible copiarlo. A su vez, me parece que es un estilo también. A me gusta la música que respeta los silencios -como Miles Davis cuando baja la trompeta y no toca algunas notas-. En la literatura, cuando uno respeta el silencio, no demuestra lo que tiene para decir.

De igual modo, y volviendo a la cuestión del realismo, es raro tener que “explicar” cierto tipo de literatura. Un escritor escribe y no tiene que salir a justificar o instalar su estilo. Este último libro es duro, inquietante y no es fácil para el lector, ya que no va a salir complacido y feliz.

Hay otro tipo de sensaciones, es inquietante y no es fácil de leer en ciertos términos de satisfacción lectora. Como no muchas veces, lo estoy apoyando mucho, porque en general trato de esconderme, pero me parece que hay que ayudar a las editoriales independientes y darles un empuje.

 

-¿Cómo docente, que pensás de la falacia de que “cada vez se lee menos”?

-Es una falacia porque nunca se leyó mucho. Siempre fuimos una minoría con ciertas particularidades, a veces emocionales o de carácter. Me parece que también hay que seguir haciéndolo, no hay muchas formas de que un chico vuelva a leer algo si no es dentro de un aula.

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