Asociación Civil Encuentro Comunitario / Otra forma de acceso a la vivienda

En el barrio Padre Mugica ESTAN ESCRITURANDO

“Felicitaciones, queridos vecinos, el esfuerzo valió la pena. Nos ganamos el derecho a ser propietarios... Levantemos la copa, abracemos a nuestros afectos. Nuestro recuerdo a los compañeros/as que iniciaron y ya no están físicamente entre nosotros...”
miércoles, 24 de marzo de 2021 · 09:00

Con esas palabras, la Comisión Directiva de la Asociación Civil Encuentro Comunitario celebró que, 10 años después del lanzamiento de su Programa Compra Comunitaria de Tierras, quienes participaron de esa experiencia están procediendo a escriturar sus propiedades.

Luego, en un racconto para este suplemento, la entidad recordó:

“La idea que nos movió (en el año 2011) fue producir más suelo urbano en la ciudad, para que sectores de trabajadores que no calificaban en el crédito hipotecario en el sistema bancario accedieran a su lote, como paso inicial a construir la vivienda familiar. Un año antes presentamos un proyecto de ordenanza, que generó mucho debate público por la importancia de intervenir en el destino de las tierras del ex-Aeroclub. Su aprobación dio lugar al Programa PASU (Programa de Acceso al suelo Urbano), y la demanda superó las expectativas. Fue entonces que desde la Asociación Civil Encuentro Comunitario lanzamos el Programa Compra Comunitaria de Tierras. Con una cuota de romanticismo, pero con muchas expectativas puestas en la posibilidad de comprometer y comprometerse en sueños colectivos, un centenar de docentes afiliados a UEPC tomaron la decisión de participar.

Ambas iniciativas modificaron a favor de las mayorías asalariadas de Villa María las posibilidades de acceder a un lote con servicios, en la perspectiva de construir su vivienda familiar.

Pero, a diferencia del PASU, nuestro emprendimiento no contó con subsidios del Estado municipal, provincial ni nacional; no hubo participación de desarrollistas privados de la ciudad y las entidades bancarias no generaron ninguna línea de crédito específica. Tampoco el Procrear habilitó su operatoria para nuestros asociados.

Partimos de una premisa: el compromiso es un intangible que nos permite dar lo mejor de cada uno de nosotros, sin necesidad de que nadie nos obligue.

Con los aportes regulares de los socios y nuestra sensata administración fue posible adquirir la tierra y proveer de los servicios. Es decir, tuvimos un sueño, definimos un proyecto, elegimos a personas comprometidas para cualificarlo técnicamente y efectuando los aportes pactados cumplimos cada una de las metas que como colectivo nos propusimos.

El compromiso es también perseverancia. En estos esfuerzos, es importante ver cómo los aportes progresivos de los socios se integraban al patrimonio general administrado por la Asociación Civil.

El método que adoptamos lo denominamos autofinanciamiento social. Con los aportes individuales de cada uno fortalecíamos el colectivo que integrábamos: la Asociación Civil.

Adquirimos el inmueble donde se ejecutaron las obras de infraestructura urbanística. De un campo suburbano, con cortaderos de ladrillos, liebres y teros, hicimos un barrio con agua potable, energía eléctrica, alumbrado público, calles consolidadas y gas natural, obra que anhelamos habilitar en poco tiempo.

Con los aportes hicimos las obras nexos a la red de agua, a la red eléctrica, a la red de cloacas y a la red de gas natural.

En su momento, el municipio demandó el soterramiento del desagüe a cielo abierto de la calle Chascomús, obra que también ejecutamos por administración propia.

Las memorias y balances certificados por el Colegio Profesional de Ciencias Económicas y la Dirección de Personas Jurídicas que aprobaron las asambleas de socios, reflejan cómo se utilizó cada peso.

Podemos decir que entre 2011 y 2013 adquirimos y escrituramos un inmueble de 32 mil m2 donde se desarrollaron las obras de infraestructura urbanísticas mencionadas y produjimos 654 lotes con servicios.

Todo este esfuerzo permitió que las primeras familias habitasen desde abril de 2014; y hoy sean más de 300 villamarienses los que viven en el barrio Padre Mugica.

Entre los hitos centrales del esfuerzo se cuentan el Decreto Nº 1.198, firmado por el Departamento Ejecutivo Municipal el 23/10/2015, que aprobó el loteo, y la Ordenanza Nº 6.658 del 13/12/2015, que le asignó el nombre de Padre Carlos Mugica a nuestro barrio. Hoy, con la Resolución de Catastro, podemos decir: estamos escriturando”.

 

Carlos Alberto Andrada,

María Alicia García,

Sergio Gustavo Cornatosky,

Juan Carlos Rodríguez,

Eloisa Argarate,

Analía del Valle Silvano,

Josué Argarate y

Gonzalo Faurié

71%
Satisfacción
28%
Esperanza
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Incertidumbre
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